FONDA ALCALÁ
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La semana pasada fui de minivacaciones al pueblo de mi
abuelo, llamado Calaceite. Situado en la provincia de Teruel, justo entre medio
de Alcañiz y Gandesa, a recordar momentos de mi infancia y fui a comer a uno de
los restaurantes de más nombre de la zona del Matarraña. Donde elaboran uno de
los platos estrella que es las judías con arenque, aunque puedes pedirlo con
panceta o longaniza, el plato que les ha dado renombre es la judía con arenque.
Por lo que yo sé es una receta que se hace en Calaceite.
Antes de describir lo que comí, tengo que recalcar que para
mí tiene mucho mérito restaurantes así, donde puede gustarte más o menos sus
platos, de los que, aunque sencillos tanto de presentación como de elaboración,
están hechos con sinceridad y buen hacer, cosa que se valora y se nota. Es un
restaurante que lo fundaron en el 1922, ahí es nada y lo capitanean la tercera
generación y esperemos que la cuarta coja el timón pronto con el hijo del
propietario llamado Ignacio Alcalá, el cual, buscando recomendaciones en
Facebook, conocí a través de la red y que me parece que puede hacer cosas
interesantes. El tiempo lo dirá. No tiene que ser un reto fácil, ya que se
tiene una clientela fija, en un lugar poco turístico y poco habitado. Pero es
una casa consolidada, con una fama de buen comer más que merecida y esperemos
que Ignacio haga su 4.0, mejorando lo que hay y potenciando la singularidad de
la cocina del Matarraña y de sus productos, donde los corderos, el aceite, él
vino, los melocotones y la almendra son sus mejores embajadores. Además de que
en Calaceite hay una pastelería y panadería con cuatro elaboraciones típicas,
de quitarse el sombrero. Pero ese post lo hare mañana con una de mis panaderías
favoritas.
De lo que comí me gustó mucho los dos platos enseña que son
las judías, que salvando las distancias me recordaba al Nasi Goreng indonesio,
por el pequeño pescado salado, que le da la salinidad del plato y el ternasco,
muy bien ejecutado. Nada que decir. Probé de mi mujer, ya que las raciones son
generosas la papada que es un plato que introdujo el hijo del actual
copropietario Ignacio y estaba muy interesante.
Como también unas ricas albóndigas.
Normalmente no entro a valorar los platos, ya que no estoy
de acuerdo en la crítica, como modo peyorativo de remarcar lo que está mal
hecho, que es muy fácil hacerlo sin entrar a valorar otros aspectos que puede haber.
Por eso jamás escribo sobre restaurantes que no me gustan o de platos que no me
han gustado.
Pero debido a que he conocido a Ignacio y me ha parecido un
cocinero muy interesante y con un futuro prometedor en la Fonda si se da el
caso, me permito el lujo de puntualizar unos detalles.
La FONDA ALCALÁ es una fonda de toda la vida, donde se come
platos abundantes, cocina local y platos estrella como el ternasco, los pies de
cerdo que me quede con ganas de probar o las famosísimas judías, que su fama
está justificada, por la ejecución y lo curioso del plato. Si que es verdad que
los platos, aunque ricos y sabrosos, la vajilla no le acompaña mucho y la
papada que yo probé, aunque estaba bastante bien, no me cuadraba con la oferta
culinaria que yo me imaginaba en el restaurante, aunque vi que mucha gente lo
pedía. Y por último los postres no estaban al nivel del salado. Larga vida a la
Fonda y espero poder celebrar los 100 años ya capitaneado por la cuarta
generación de esta familia que lucha cada día por satisfacer a la parroquia en
un oficio tan bonito y duro como es el de la hostelería.
A continuación, pongo fotos de los siguientes platos. Los
dos primeros son las judías, la papada, el ternasco, las albóndigas, el flan y
el bizcocho de chocolate con helado de higos.
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